En la famosa novela de Julio Verne, Phileas Fogg, planteó un viaje alrededor del mundo en 80 días. “No hay equipaje”, le explicaba a su ayudante Picaporte antes de partir. Nosotros nos hemos propuesto también dar la vuelta al mundo, en 8 platos deliciosos, aunque sí llevaremos equipaje en este viaje virtual: iremos cargados de vino.

No hay rincón del mundo en el que no podamos hacer un buen maridaje con un Ribera del Duero Altos de Tamarón, la joya de la corona de Pagos del Rey, capaz de armonizar con un cuenco de ramen en Japón, un asado argentino, un curry de cordero en India…

Los aromas del tajine que embriagan las callejas de las medinas en Marruecos

Imagen: Arsheffield.

Comenzamos nuestra vuelta al mundo viajando directamente hasta Marruecos, con uno de sus platos más emblemáticos, ese que llena de aromas de especias las callejas de los zocos en ciudades como Fez o Marrakech. El tajine (tayín en castellano) es tanto el guiso como la cazuela donde se elabora. Su característica tapa cónica permite que los alimentos se cocinen con sus propios jugos. De las infinitas variedades que existen, hemos elegido una propuesta de pollo, con almendras y pasas, muy aromática y sabrosa.

Como maridaje, acompañaremos el plato con un Altos de Tamarón Roble, con aromas de cerezas, ciruelas y frutos rojos. A pesar de ser un vino joven, en boca presenta taninos suaves y un duradero posgusto gracias a un breve paso por barrica. Tiene un toque de vainilla que va perfecto con este guiso.

Para hacer esta tajine de pollo, calienta una cucharada de mantequilla y otra de aceite de oliva en la base del tajine y saltea una cebolla picada en juliana junto con un poco de jengibre rallado. Añade un par de trozos de canela en rama y pollo salpimentado en trozos grandes (cuartos traseros o contramuslos). Incorpora también un puñado de pasas amarillas, las almendras, una cucharilla de la mezcla de hierbas y especias ras el hanout y otra de cúrcuma. Añade una pizca de agua, cierra el tajine y deja cocer a fuego muy suave durante 45 minutos.

En Turquía también se come pizza (y muy sabrosa)

Llegados a Turquía, vamos a tomar una especialidad muy popular, el lahmacun o pizza turca. Una delicia de aspecto totalmente similar a una pizza, aunque tanto masa como relleno son diferentes.

La cobertura a base de carne picada de cordero y verduras nos lleva a elegir como maridaje perfecto el Ribera del Duero Altos de Tamarón Crianza, con aromas de frutos negros, cacao, tabaco y especias, y un paladar untuoso y envolvente. La potencia de la pizza se equilibra perfectamente con este vino, con cuerpo y paladar prolongado.

Para hacer este lahmacun, mezcla 300 gramos de harina con una cucharilla de sal y forma un volcán para añadir dentro 200 mililitros de agua tibia y 20 gramos de levadura fresca mezclados. Amasa hasta obtener una masa elástica que no se pegue a los dedos y deja reposar hasta que duplique su volumen, durante una hora.

Mientras, prepara el relleno picando dos cebollas, dos tomates y dos pimientos verdes en brunoise fina. Añade la carne picada de cordero (se puede sustituir por ternera) e incorpora media cucharilla de pimentón dulce y otra media picante; suma otra cucharilla de zumaque y una cucharada de pasta de pimiento concentrado. Echa sal y pimienta negra y amasa con las manos hasta que esté todo bien integrado. Divide la masa en bolas para estirar y formar pizzas individuales, cubre con el relleno y hornea durante 8 o 10 minutos a 250 °C.

India: el subcontinente de los 1.001 currys

Llegamos a la fascinante India. Pero ¡qué no cunda el pánico! No hay que renunciar al maridaje con un excelente vino tinto Ribera del Duero a pesar de las especias, los aromas y ese picante capaz de convertir la comida en una bola de lava incandescente que tanto gusta allí. La India es enorme y variada. Al sur, la cocina es fundamentalmente vegetariana y mucho más picante, con mayor uso de sabores ácidos como el tamarindo y con el coco como base de sus salsas. En cambio, en el norte, la gastronomía es más suave, con mayor presencia de la carne y con el yogur como base de las salsas.

Rogan josh es un curry de cordero, tradicional de la región de Cachemira, poco picante, suave y aromático, lleno de sabor, perfecto para acompañar con el Crianza de Altos de Tamarón. El posgusto largo y elegante de este vino, de intenso color cereza con algunos tonos violáceos, es ideal para un guiso con tanta personalidad. Los aromas de frutos rojos, cacao, tabaco y especias del vino armonizan con la salsa de este plato de cordero, tan rico en matices.

Para hacer este rogan josh hay que dejar macerando la carne de cordero durante toda la noche en una mezcla de jengibre fresco, ajos, cúrcuma, pimienta negra y yogur, todo triturado. Al día siguiente, prepara un sofrito con cebolla morada, pimiento rojo y chiles frescos rojos picados. Tuesta ligeramente las especias en una sartén: el cardamomo ligeramente aplastado, una rama de canela, clavo, comino y coriandro, y añádelas al sofrito. Agrega por último tomate fresco picado.

Deja cocinar a fuego muy suave durante 30 minutos, pon a punto de sal y tritura. Coloca la salsa en una fuente, añade el cordero con todo su marinado y mezcla bien.

Hornea durante 2 horas a 180°C. Un poco antes de terminar prueba de sal y, si la salsa estuviera un poco espesa, pon un poco más de yogur. Sirve con arroz basmati y adorna con cilantro fresco picado.

Pad Thai, emblema de la street food en Tailandia

Llegados a Tailandia, de la explosión de sabor que es su gastronomía, nos quedamos con uno de los platos más conocidos fuera de sus fronteras y más populares dentro, especialmente entre los puestos de comida callejera: el pad thai. Es un plato ligero pero muy sabroso, un mar y montaña oriental con pollo, langostinos y huevo que armonizará a las mil maravillas con Altos de Tamarón Tinto, un vino joven, de intenso color rojo cereza, gusto sedoso y afrutado, con buena persistencia, pero ligero, muy acertado para un plato tan aromático.

Para la elaboración del pad thai, cuece al dente los tallarines y tuesta ligeramente un puñado de cacahuetes en una sartén con un hilito de aceite. Aparte, saltea en un wok con un poquito de aceite un filete de pechuga de pollo troceado y salpimentado durante unos minutos, añade después unos langostinos pelados y saltea todo junto. Aparta cuando estén hechos.

Saltea en el mismo aceite el ajo laminado, la cebolleta y el ajete chino en láminas junto con una cucharada de vinagre, otra de salsa de soja, otra de salsa de pescado, medio vaso de agua y una cucharilla de azúcar, sin dejar de remover. Incorpora los tallarines y los langostinos y un huevo, un poco roto, pero no batido. Saltea todo un minuto más antes de servir.

La esencia de Japón en un cuenco de ramen calentito

Seguimos viajando hacia el este y llegamos a un país de cultura milenaria. El plato elegido es un cuenco calentito de ramen. Se trata de la versión nipona de la sopa de tallarines china y es un plato que ya se ha convertido en todo un emblema en Japón. Con la potencia de la panceta, la delicadeza de las setas, la frescura del jengibre y el cebollino, la untuosidad del huevo con la yema un poco cremosa… vamos a elegir esta vez para acompañar al plato un Altos de Tamarón Roble.

Este tinto joven resulta expresivo, pero con el toque serio y reposado que le aporta un paso por barrica de roble americano de tres meses y un posterior reposo en botella de medio año. Como apuntábamos al principio de nuestro particular viaje gastronómico, en boca presenta taninos suaves y un agradable y duradero posgusto.

En cuanto al plato, el ramen no es difícil, aunque requiere tiempo y paciencia. El secreto es obtener un caldo casero con pollo, panceta, verduras, jengibre y setas; también marinar los huevos (que no deben ser ni duros ni poché, sino cocidos en un punto intermedio, con la yema cremosa) y la panceta en una mezcla de ajo, jengibre, soja, mirin y azúcar al menos durante un par de horas; y  cocer los fideos aparte.

Una vez hecho esto, culminar el ramen será tan sencillo como poner en un cuenco un poco de la marinada, añadir fideos cocidos, rellenar con caldo y disponer encima el huevo partido a la mitad, un poco de carne, así como algunos elementos vegetales que le aporten frescura, como cebollino o el tallo de la cebolleta picado.

Aquí tienes la receta completa del ramen.

El asado en la tierra de las carnes, Argentina

En la tierra de la carne, como llaman a Argentina, no se nos ocurre –ni nos atreveríamos– plantear nada más que unos buenos cortes de carne, unos chorizos criollos y una parrilla para elaborar el tradicional asado.

¡Ojo! que el asado argentino tiene sus peculiaridades y no es exactamente igual que las tradicionales barbacoas americanas o las nuestras. Lo primero que debemos tener en cuenta es que los cortes de la carne son diferentes. Los más tradicionales son el vacío, las tiras de asado y la entraña. Tampoco pueden faltar los chorizos criollos que, una vez cocinados, se toman en el tradicional ‘choripán’.

Este menú tan carnívoro lo maridaremos con Altos de Tamarón Gran Reserva, un Ribera del Duero que se elabora con la uva tempranillo de viñas de 40 años recogida a mano. Tras 24 meses de de envejecimiento en barrica de roble francés y americano y un reposo de tres años en botella, este vino exhibe madurez y elegancia. Es complejo, con aromas de pimienta negra, especias dulces y ciruelas maduras.

La elaboración de un asado argentino, que en ocasiones se alarga durante horas y participan familia o amigos, requiere un vino que invite a brindar, a degustar tranquilamente, que resulte armonioso y equilibrado en boca, complejo y con todos los matices de su largo envejecimiento.

Pastrami y el sándwich que vuelve locos a los neoyorquinos (y con razón)

Imagen: Pakus.

Aún no demasiado conocido aquí, el pastrami es tan típicamente americano como la hamburguesa, las costillas a la barbacoa o el hot dog. Una carne deliciosa que ya empezamos a encontrar en charcuterías españolas. Se trata de carne de ternera curada en salmuera, posteriormente especiada (con semillas de mostaza y pimienta, entre otras) y, por último, ahumada.

Con esta carne, cortada en finas lonchas, se elabora el sándwich que vuelve locos a los neoyorquinos y que nosotros vamos a maridar con Altos de Tamarón Reserva. Es un vino amplio que marida a la perfección con una carne especiada como esta. Tiene un paladar potente, complejo y envolvente.

Preparar este sándwich es tan fácil como untar una rebanada de pan de centeno con mostaza y la otra con el aliño Russian dressing o, en su defecto, mayonesa. Pon unos pepinillos encurtidos laminados, un poco de rúcula y el pastrami. Y recuerda que la clave está en ser muy generoso con el pastrami cargando bien el sándwich.

Almuerzo de domingo a la inglesa: roast beef

Imagen: Carmen Tía Alia.

La última parada en esta vuelta al mundo nos lleva al Reino Unido con su plato más clásico y universal, el roast beef. Una delicia mucho menos exótica que alguno de los platos anteriores, pero que te hará sentir como si estuvieras almorzando en el mismísimo palacio de Buckingham.

Un bocado delicioso que no merece menos que un vino gran reserva para acompañarlo. Tanto si tomas el roast beef frío, tibio o caliente, nuestra armonía sugerida es Altos de Tamarón Gran Reserva, un Ribera del Duero muy equilibrado, con aromas muy elegantes de ciruelas maduras, pimienta y otras especias. Te recomendamos que lo decantes o que, al menos, descorches media hora antes de tomar, para que se oxigene y muestre todo su potencial.

Para conseguir un buen roast beef, mezcla formando una pasta una cucharada de manteca con sal, pimienta negra recién molida y semillas de mostaza machacadas. Unta la carne bridada con esta mezcla y hornea durante 15 minutos a 240 °C y otros 50 minutos a 180 °C. Deja reposar 20 minutos la carne tapada con papel de aluminio, antes de filetear y servir.

Aquí tienes todos los consejos para hacer un roast beef perfecto.

Con esta última propuesta, completamos nuestra pequeña vuelta al mundo en 8 paradas que esperamos te hayan despertado el interés por conocer otros lares sin perder de vista el sabor tan nuestro del Ribera del Duero.